Los avances tecnológicos tuvieron que ver con la utilización de
cámaras más versátiles, la mejora del soporte en el que se filmaba y su
tratamiento del color y los avances en la grabación y reproducción de
sonidos.
Rodar en exteriores. El realismo.
Desde
los comienzos del cine, lo normal era rodar en estudios, que permitían
controlar mejor la iluminación y el resto de posibles incidencias.
La
televisión, hecho sociológico de relevancia ya durante la década de 1950,
hizo revisar todos los esquemas que parecían incuestionables de la industria
cinematográfica. Para muchos de los artífices de Hollywood, el pasado
resulta inservible y el futuro se tambalea. El crepúsculo de los dioses (Sunset
Boulevard, 1950), de Billy Wilder, refleja magistralmente la crisis.
De esta
época son Los Diez Mandamientos (The ten commandments 1956) de De
Mille, La túnica sagrada (The Robe 1953) de Henry Coster,
Espartaco (Spartacus, 1960), de Stanley Kubrick, Ben-Hur
(1959) de William Wyler, en la que se probaron los efectos más
espectaculares de la época, y Cleopatra (1963), de Joseph L.
Mankiewicz.
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